El jueves a la noche me montaré en autobús para atravesar España con destino Zarautz, lo haré sin mi hijo, que debía ir en la expedición pero que los exámenes de 2º de bachillerato le impiden sumarse a su equipo. Pero lo haré en calidad de padre putativo, exdelegado y presidente, y no sé si por este orden.
Allá va la expedición de los U18, que marchan, de pleno derecho, como campeones de Andalucía al Campeonato de España.

Se nos han hecho grandes los niños, lejos en la retina quedan los días en que como U8 empezaron algunos, otros llegaron en U10, U12, U14 o incluso más tarde.
Los recordamos traviesos, revoltosos, de algunos no creíamos que sacaríamos jugadores de rugby como los que hay ahora en ellos. Han renunciado a la play, a salir muchas tardes (menos de las que nos gustaría) anteponiendo el rugby a tal vez una carrera prodigiosa, a la guitarra o simplemente dedicadas al estudio.
Los hemos visto sacrificarse, romperse dedos y hacerse esguinces, vomitar en el autobús, luchar hombro con hombro a un metro de la línea de ensayo, llorar y reír, ganar y perder, repartir el tercer tiempo a los rivales, que no adversarios; respetar al árbitro que te saca tarjetas que pueden no ser, felicitar al contrario aun habiendo perdido en el último minuto.
Trabajo de muchos a los que debemos que estos canallas hayan llegado a donde han llegado. Kiko, Josele, Suso, Arias, Migue, Pitu, Tiburón, Champi, Josué y alguno que seguro olvido, y por supuesto a los ángeles de la guarda, la constancia de José Miguel y las relaciones de Javier, los delegados que han hecho que todo sea más fácil.
Y estos niños, que se nos han vuelto hombres casi sin darnos cuenta, representan ahora con orgullo a nuestro club.
Y a nosotros nos llena el corazón poder gritar con ellos.
¡¡¡VAMOS MAIRENA!!!

#AhoraEsCuando